domingo, 4 de julio de 2010

Viviendo el colapso del deber ser y el ser



La vida es mágica y sus caminos son tan torcidos como el cuello de una Miss durante el agobiante concurso Miss Universo. Hace algunos años tuve la oportunidad de vivir en la siempre misteriosa Ginebra. Durante dos años, de manera interminente, presté mis servicios como consultora en la Oficina Internacional del Trabajo, secretaría permanente de la Organización Internacional del Trabajo, único órgano tripartita (gobierno, trabajadores, empleadores) del sistema de las Naciones Unidas. La OIT/ILO, como su propia página web lo indica, "fue creada en 1919, como parte del Tratado de Versalles que terminó con la Primera Guerra Mundial, y reflejó la convicción de que la justicia social es esencial para alcanzar una paz universal y permanente" (http://www.ilo.org/global/About_the_ILO/Origins_and_history/lang--es/index.htm).

La principal contribución de la OIT son las normas internacionales del trabajo, equiparables modernos de los dogmas de fe en el mundo laboral. Gracias a la OIT conocí y, sobretodo, creí en la importancia de los estándares mínimos en el empleo.

A finales de abril de este año, en aras de invertir las "semanas de espera" que tenía que soportar en lo que se concretaba el trabajo que actualmente tengo, decidí apoyar, en calidad de practicante, a un amigo "headhunter", el cual labora para una empresa que ofrece servicios de reclutamiento, selección y outsourcing en Monterrey y ciudad de México.

Solamente necesité seis semanas para confrontar la realidad, el "ser". Empleadores que quieren que sus candidatos tengan piel clara ("no me mandes a nadie que cuando lo vea, me provoque pedirle que me boleen los zapatos"), o que rechazan a brillantes prospectos por temor a que les hagan sombra. O, el que se llevó las "palmas", un cliente que canceló el servicio con la agencia porque tuvimos el "irremediable" error de no haberle preguntado a los candidatos su estado civil.

Qué pena que aún existan personas que prefieran la miseria humana a la luz.

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