sábado, 17 de julio de 2010

Recordando la oferta laboral que nunca se concretó

* Ilustración creación y propiedad de Javi Castro http://javicastroberrocal.blogspot.com/2009_09_01_archive.html  


¿Han advertido que este blog no tiene entradas desde diciembre del 2009 hasta junio de este año? Ese silencio fue mi principal  arma para enfrentar una de las etapas más complejas de mi vida profesional. En ocasiones mi silencio es un escudo protector contra las críticas externas, en otras, es una manera de evitar hacer un análisis de la realidad y su dinámica causa/efecto. Todo exceso tiene efectos nocivos e incluso el silencio en demasía causa daño.

Retomando la intoducción a la nota "Dixie Chicks y los avarios de acero" http://bit.ly/aUnhuX, mis ideales fantásticos no se limitan a la concepción del Príncipe Azul, sino también al trabajo (de ensueño). Además, me gusta mucho viajar y he tenido la fortuna que la gran mayoría de mis viajes se deban a motivos profesionales y/o de estudio. Lo reconozco, estoy muy orgullosa de poder afirmar: "Sí, he viajado y conocido, pero mi trabajo me costó".

En el 2009 pasé a formar parte de las estadísticas. Perdí mi empleo. Aunque no me sorprendió, dado la fuerte "fuga" de clientes, no niego que fue sumamente difícil sopesar con esa situación. La búsqueda de un empleo "Disney-style"  (estable, con proyección a largo plazo, prestaciones atractivas, etc) fue más sencilla gracias a los trabajos como consultora que se me presentaron en el camino, para felicidad de mi bolsillo y del banco con el que mes a mes acumulo deudas.

Fue precisamente en uno de los despachos jurídicos en donde presté mis servicios como consultora que escuché de Pezhman (nombre ficticio), un abogado especializado en temas migratorios, cuyas oficinas tienen su sede en Austin, Texas. Escuché excelentes cometarios sobre su persona, además de que advertí que a dicho abogado le gustaba mucho trabajar con personas de Monterrey.

Como comenté en las anteriores líneas, he vivido en carne propia la experiencia de emigrar por motivos de trabajo. Además, dentro de mis especialidades, cuento con amplia experiencia en derecho migratorio, así como mecanismos de protección de seguridad social para trabajadores expatriados. Sin titubear, me puse en contacto con Pezhman para ver si existía alguna posibilidad de ingresar a su despacho. De concretarse, sería el trabajo soñado: ser abogada de emigrantes y vivir en la loquísima y divertidísima capital de Texas.

La respuesta de Pezhman llegó casi de manera inmediata. Estaba también interesado en conocerme y concretamos una cita en Austin. Antes de mi viaje googlié (sic) a mi entrevistador. Ví que era de orígen iraní. Asumí que había abandonado su país de origen durante la revolución. Él también era emigrante, pero por cuestiones políticas. Seguramente haríamos click. Jajajajajjajaja. A veces soy taaan naïve.

La jornada fue sumamente infortunada. Viajé a Austin en autobus. La travesía duró casi 12 horas, gracias a que en uno de los puntos de inspección dieron con un ex-convicto que no tenía documentos de identidad (yo pensaba que optar por el autobús sería más seguro que viajar sola en carretera). Al día siguiente fue mi encuentro con Pezhman. En apariencia, la entrevista fluyó de la manera más cordial y diplomática posible. Incluso me presentó con el resto de los abogados. Al salír de ahí, lloré desconsoladamente.

¿Me creerán que un abogado migratorio me estaba ofreciendo irme a trabajar allá sin salario fijo, sin prestaciones y, lo más irónico, SIN PERMISO DE TRABAJO? Sí, amig@, el señor quería que me fuera para allá con visa B1/B2 (turista visitante de negocios), para ejecer un trabajo remunerado... pero eso sí, sin un ápice de dignidad.

Me alegro haber declinado tal oferta. Es verdad, los trabajos "estables", "con proyección a largo plazo" ya no son tan comunes como solían serlo... pero un trabajo sin dignidad, en cualquier nivel, es inadmisible. Además, si se dejo México es para mejorar, no de plano empeorar.


0 comentarios:

 

©2009 Feeling Law | by TNB