lunes, 25 de abril de 2011

Telcel, ¿el "reincidente"?


El 15 de abril en la tarde, último día hábil para la mayoría de quienes habitamos la tierra comprendida entre el Río Bravo y el Suchiate, los medios de prensa obsequiaron la nota del mes: Radiomovil Dipsa, S.A. de C.V. (Telcel, para los amigos) había sido multada por la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECO) por la "módica" cantidad de $11,989,653,276.40 millones de pesos. El domingo 24 de abril, mientras muchos vacacionistas regresaban a la realidad, la propia COFECO envió un comunicado a diversos medios de prensa para clarar, hasta donde la ley les permite, la razón de esta histórica multa. ¿La causa? Reincidir por abuso de dominancia en el mercado de terminación de llamadas en su red de telefonía móvil (lo que comúnmente conocemos como "interconexión"). Todos los abusos de dominancia constituyen una práctica monopólica relativa (cuidado con esta afirmación porque si se dice al revés puede constituir una falacia).
Este mediodía, por fin, pude escuchar de boca del Mtro. Eduardo Pérez Motta, presidente de la COFECO, el calificativo "reincidente" al referirse a Telcel. ¡Claro! No estaba presente cuando lo dijo, tampoco lo escuché de manera simultánea. Todo se dió gracias a las bondades del internet y la página de W Radio.
Ahora sí, ya no había de por medio notas infundadas o analistas parciales. El propio Pérez Motta había calificado como "reincidente" a Telcel. Hasta aquí bien las misas. ¿Pero por qué "reincidente"? ¿Cuál es el antecedente? Como cualquier otra abogada (que se respeta), recurrí a la sección de Resoluciones y Opiniones de la página oficial de la COFECO.

No iba a ser del todo complicado. La clave era buscar cualquier antecedente anterior al 2006 (fecha de inicio de la denuncia que dió origen a la llamada "mega multa a Telcel"). Y para facilitar aún más mi búsqueda, la COFECO nació a mediados de 1993, cuando entró en vigor la Ley Federal de Competencia Económica (LFCE). ¡Vaya!. Son pocos años de búsqueda, a diferencia del IUS de la Suprema Corte de Justicia.

Hablando de LFCE, vale la pena reproducir su definición de "reincidente", misma que se encuentra en el artículo 35: "Se considerará reincidente, al que habiendo incurrido en una infracción que haya sido sancionada".
Encontré dos expedientes "relevantes": el DE-045-2000 y DE-032-2004. El primero es relativos a los servicios de interconexión entre redes públicas de telecomunicaciones... pero, detalle, la parte pasiva del proceso es Telmex, no Telcel. El DE-045-2000 terminó en sanción, aunque la página de la COFECO no indica si dicha sanción fue modificada por el Poder Judicial o la fecha de pago de parte del agente económico. Telmex es la otra empresa de telefonía de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo según la revista Forbes.

En el DE-032-2004 Radiomovil Dipsa (Telcel) sí es el sujeto pasivo. Esa denuncia se realizó por la existencia de acuerdos de exclusividad a proveedores de contenidos, lo que es una práctica monopólica relativa sancionada por la LFCE. Este expediente terminó en sanción de parte de la COFECO y su correspondiente compromiso por parte de Telcel. Al igual que con el expediente anterior, la página de la COFECO no pone a disposición del público los términos del compromiso.

"De tin marín, de do, pingüe.... cúcara mácara títere fue". La resolución aún tiene carácter confidencial, por lo que debía de recurrir a mi criterio jurídico y a las redes sociales (twitter principalmente) para tratar de aclarar cuál de los expedientes es el antecedente de la llamada "mega multa". Por supuesto, cualquier expediente que eligiera sería en calidad de "probable antecedente". Solamente los Comisionados que participaron en la discusión lo conocen a ciencia cierta.

Veamos. La LFCE regula agentes económicos, no empresas. En caso de que el antecedente fuera el expediente DE-045-2000, los Comisionados que votaron a favor consideraron a Telcel como parte del mismo grupo económico que Telmex. Para mayor información sobre lo que jurídicamente se entiende como "grupo económico" sugiero leer las páginas 8 a 12 de la LFCE comentada que preparó el Comisionado Miguel Flores Bernés (quien, por cierto, votó en contra de la "mega multa", pero aún se desconoce las razones de tal voto).

Tras una breve, pero muy productiva, plática en twitter con @soyirenelevy, @Adri_Financiero y @angelinamejia, ésta última me aclaró que la sanción que se considera antecedente es la que derivó del expediente DE-032-2004, donde se acreditó el abuso de dominancia (práctica monopólica relativa) de Telcel por imponer acuerdos de exclusividad a proveedores de contenidos.

Todo este "debate neuronal" que les narro sucedió durante una calurosa tarde de Pascua, mientras la de la voz disfruta de sus últimos días de vacaciones y varios vasos de te frío. Si una sola cabeza batalló tanto para hacer uso de su "criterio jurídico", ¿les sorprende que los Comisionados, expertos en su área y con tooooodo el expediente a la mano, no hayan llegado a una resolución unánime?

jueves, 14 de abril de 2011

El "notariado tipo latino" y la Comisión Federal de Competencia Económica


En ninguna de mis notas anteriores me vi en la necesidad de señalar que "todos los comentarios y puntos de vista corresponden exclusivamente al autor y no a la institución en donde trabaja". Lo dicho me parecía un tanto ocioso, ya que este es "mi" blog. ¿De dónde más vendrían las opiniones sino de mi torcida, y en ocasiones, lineal mente? En esta ocasión sí amerita la inclusión de tal leyenda, ya que daré mi punto de vista sobre el reciente estudio sobre servicios notariales que publicó la Comisión Federal de Competencia. La de la voz tiene poco menos de un año laborando para una de las mejores Notarías Públicas en el Estado de Nuevo León. Dicha Notaría, además de buena, ¿se puede calificar de eficiente dentro de un mercado de libre competencia? Los invito a leer las siguientes líneas, así como las ligas a las que hace referencia, para que saquen sus propias conclusiones.

El estira y afloja entre el notariado tipo latino y las autoridades de competencia económica es añejo y no exclusivo de México (¿por qué crees que hablé de autoridades en plural?). Enfatizo el calificativo "notariado tipo latino", lo cual nos remite directamente al principal paradigma/dogma de fe de la gran mayoría de abogados: el derecho romano. Muchos Notarios se sienten, literalmente, un brazo divino de la justicia y del Gobernador en turno. Algo así como la reencarnación de Paulo o Antonio Pío. Afortunadamente mi jefe no es así.
Para continuar con la metáfora romana, imaginemos al gremio de los Notarios en México y la Comisión Federal de Competencia Económica (CFC) como un par de gladiadores, teniendo a la Suprema Corte de Justicia como espectador y responsable de decidir quién gana y quién pierde en esa batalla. En el 2002, el espectador señaló con el pulgar hacia abajo a la CFC en la tesis aislada “Notarios Públicos. No son agentes económicos para efectos de la Ley Federal de Competencia Económica”. Por lo que se aprecia, la CFC, como institución, se negó a morir y se autoaplicó un hierro caliente para mostrar mayor fortaleza. Tal cicatriz se hizo pública casi diez años después, a través del estudio “El Mercado de los Servicios Notariales en México”, presentada el día 13 de abril del 2011, en conjunto con el Instituto Mexicano para la Competitividad.

Cabe señalar que, a diferencia del pasado encuentro entre los citados gladiadores, el status quo no amerita la intervención del público compuesto por los 11 ministros de la Suprema Corte. Estamos frente a una opinión no vinculante, no ante una resolución definitiva producto de un proceso administrativo (denuncia o investigación de oficio) que eventualmente abra las puertas del amparo y conduzca al Tribunal Supremo.
Aunque se trata de una opinión no vinculante, es evidente que la CFC no pasó en vano por el hierro caliente de hace diez años: en lugar de iniciar una investigación que seguramente terminaría en la arena del poder judicial, ofreció al público un estudio sobre servicios notariales. Tal documento seguramente llegará a manos de usuarios, legisladores, jueces y personas como yo, que trabajamos dentro de una Notaría Pública.

El estudio, prima facie, se antoja muy complejo, gracias a las fórmulas econométricas, estadísticas, tablas, etc. En efecto, es completo. Bueno, “casi” completo. Mi experiencia empírica, misma que ignoro cómo traducirla en ecuaciones, hace que traslade el problema jurídico y económico del Coliseo a la Cloaca Máxima.

Los comentarios finales y recomendaciones del estudio son claros: el objetivo de la CFC es promover la certidumbre jurídica y la calidad en el servicio, dentro de un marco de libre competencia económica. Sin embargo, tal certidumbre jurídica y calidad no se logra únicamente eliminando las restricciones jurídicas a la entrada. La anterior medida es sólo un canal dentro de la enorme cloaca.

Dentro del mercado de servicios notariales destacan los Notarios (obviamente), Congresos Locales al legislar en la materia y los titulares del Poder Ejecutivo Local. Sin embargo, me llamó la atención que la CFC hiciera un amplio análisis sobre la constitución de garantías hipotecarias, sin mencionar el rol del INFONAVIT y los Bancos. Muchas veces son ellos quienes eligen al Notario, no el usuario. Incluso, ellos son quienes proponen los honorarios. ¿Se está tomando en cuenta que no cualquier Notario puede tener conocimiento de asuntos que involucren al INFONAVIT? No, hay que celebrar un contrato de prestación de servicios con esta dependiencia.... y si el Notario tiene la mala suerte de caerle mal al Delegado el turno: ¡adiós!

... Lo anterior sin mencionar los acuerdos no escritos entre algunos Notarios y grandes inmobiliarias. Aunque el comprador tiene derecho de elegir a su Notario, en la práctica se aprecia que los vendedores (inmobiliarias) "presionan" al comprador para que acudan con el Notario ante quien se protocolizó el Régimen de Condominio o quien atiende la mayoría de sus asuntos. Tampoco entro en el pantanoso canal de los intermediarios ("corredores inmobiliarios").

Tal y como se señala en punto 4 del estudio, las Notarías ofrecemos los servicios de protocolización de testamento y constitución de sociedades a los precios similares. ¿Se puede hablar de un parelelismo consciente? .... ¡¡¡Ah no!!! Se "supone", según tesis aislada de la Suprema Corte, que los Notarios Públicos no son agentes económicos. ¿Entonces cómo argumentan en su defensa un paralelismo conciente? --- ¡No me ayudes, comadre!

Compartí el estudio de la CFC con mis compañeros de la Notaría, incluyendo al Titular y Suplente. La primera reacción, sobre todo de la abogada que ve todo lo de créditos e INFONAVIT fue exclamar: "¿¡Cómo que no hay competencia!? Les enseño todas las cotizaciones que tengo de otras Notarías para comprobar quién impone mis honorarios". ¡¡Espera!! ¿Que no se supone que los Notarios son representantes del Poder Ejecutivo Local y dan fe pública? .... Uhhhh, parece que esos honorarios son "elásticos"--- ¡No me ayudes, comadre!

Un tema particularmente sensible para la de la voz fue cuando se criticó el elevado número de empleados por Notaría (me sentí aludida, la verdad). Si un día los Emperadores de cada Estado y el público de la Coliseo se ponen de acuerdo y siguen las recomendaciones de la CFC, solamente los más inteligentes sobrevivirán y superarán el desempleo temporal a causa de la entrada de las Notarías a un mercado de libre competencia.

Pues bien, espero hayan disfrutado de este pequeño viaje a la vieja Roma, mientras discutimos el estudio sobre servicios notariales de la Comisión Federal de Competencia Económica... Y les recuerdo amigos: "todos los comentarios, errores y aciertos aquí vertidos corresponden exclusicamente a su autor y no a la institución para la que labora".




lunes, 21 de marzo de 2011

Cuando los regios tomamos las calles: Simi Carrera (20.03.2011)

Durante los pasados meses, de manera consciente, aunque por momentos la espontaneidad de lo incontrolable se cuela por los recovecos de mis neuronas, he estado observando y analizando lo que la ciudad de Monterrey significa para mí. Probablemente todo inició a raíz del paso del Huracán Alex, quien solo vino a confirmar lo obvio, pero neciamente negado: esta ciudad ya no es la misma. Ahora, la colectividad regia (resida o no dentro del Estado) tenemos la oportunidad de llevarla hacia donde queremos.

Además de los cambios externos, producto de las violentas manifestaciones humanas y de la Madre Naturaleza observadas en Nuevo León, estoy pasando por un cambio interno. Busco un cambio que a los ojos de algunos de algunos se calificará como “drástico”, pero a mis ojos es “natural” y hasta en cierta medida “lógico”, tomando en cuenta mi edad, nivel de experiencia profesional y circunstancias personales (esto último lo puedo decir en palabras más mundanas: “estar soltera y sin compromiso”).

Una de las palabras en inglés que más me gusta es “accountability”, misma que se utiliza como sinónimo de responsabilidad, de dar cuenta, responder por, dar cumplimiento, básicamente a nivel de gestión pública o privada. Pues bien, observo y analizo (y siento en cierta medida) a Monterrey y mi entorno personal a efecto de tener en claro a quién he de rendir cuentas un futuro.

¿Quién soy? En pocas palabras una mujer muy orgullosa de su género, una profesionista infinitamente agradecida al esquema de prestaciones que Don Eugenio Garza Sada y su hijo, Don Eugenio Garza Lagüera, pensaron para los empleados del ITESM (durante preparatoria y carrera me beneficié de una beca del 90% gracias a la planta de mi mamá) y una hija de familia que solía verse, fuera necesario o no, todos los sábados (tradición que ha quedado en el pasado, en vista de que algunos de sus miembros han mudado su domicilio a otros países, o al mismo Cielo).

¿Y quién es Monterrey? Ayer, antes, durante y tras la carrera 10K del Dr. Simi disfruté cada uno de los ángulos de esta gran ciudad, que pronto renacerá de las cenizas.

Gracias al Huracán Alex y a los “famosos” pares viales, me dirigí al primer cuadro de la ciudad, donde se realizaría la carrera, por la Avenida Hidalgo. Casi al llegar a la esquina de la Avenida Juárez, un señor, con su bandera naranja en mano, me gritó que me estacionara en su lote. Entré con miedo, no lo niego, ya que era un lote pequeño y a muchos encargados de estacionamientos públicos les encanta acomodar los carros cual sardinas en lata.

Me estacioné y tuve un déjà vu que me llevó a principios de la década pasada. Ya había estado ahí. Le pregunté al encargado si conocía a un señor de más de 60 años, gordito, que solía ir en una camioneta gris, con una perra blanca con manchas cafés. “¡Claro, la Güera!”, me respondió, “su papá viene todos los sábados y se estaciona aquí con nosotros”. Coincidencias de la vida, me estacioné, sin querer queriendo, en el mismo lote donde mi papá estaciona su carro para encontrarse con “sus compadres del café de los sábados”. Me dio mucho orgullo reencontrarme con aquél admirador de la Güera, quien tiene varios años sin acompañar a mi papá a su “café de los sábados”, ya que vendimos la camioneta. Mi papá y la Güera no caben juntos en un pequeño Ford Focus. O ella o mi papá. Ambos no.

Camino rumbo a palacio municipal, donde se daría el pitazo de salida. Paso por íconos de nuestra ciudad: el restaurante La Puntada, los hoteles Ancira y Sheraton, el Museo Metropolitano. La piel se me enchinó. ¡Carajo, esta ciudad es preciosa!

A los primeros que divisé trotando, para calentar sus fuertes músculos, fue a un grupo de hombres y mujeres presuntamente de Kenia. Los conocemos como “los kenianos”, pero a nadie nos consta que sean de dicho país (bien pueden ser de otro del continente africano, pero el precio de nuestra ignorancia difícilmente lo compra el interés por aprender, o de perdido preguntar). “Ufff, esto se va a poner divertido”, fue lo que pensé. Me atrevo a afirmar que aquellas carreras en donde participan “los kenianos” es donde el promedio de tiempo disminuye, y no solo por el tiempo que ellos hacen, sino por la presión que ejercen entre los competidores nacionales, quien hacen un esfuerzo extra por tratar de alcanzar a estas gacelas humanas.

Hace unas semanas, en la segunda edición del 10K de Plaza Tanarah, me enteré que “los kenianos”, pertenecen al equipo de Trotime, mismo que es dirigido por un grupo de entusiastas deportistas regiomontanos, comprometidos con la salud de esta comunidad. ¡Muchas felicidades a Trotime por no caer en absurdos complejos de inferioridad y adoptar a este grupo de extranjeros que tienen mucho que aportar a nuestros deportistas! ¿Se imaginan qué padre que te entrene una de esas gacelas humanas?

A diferencia de “los kenianos”, yo no troté para calentar, sino que seguí caminando. Caminé al lado del Museo Marco, la Catedral de Monterrey y del Casino Monterrey y recordé, irremediablemente, las fiestas de XV años, previo a la entrada de moda de los paseos en limosina para las quinceañeras. Observé a la distancia el Palacio de Justicia y recordé mis pininos en el mundo jurídico. Si esas paredes hablaran, narrarían millones de procesos de divorcio marcado por los insultos, menores utilizados como cartas bajo la manga, engaños y chantajes. También hablarían de juicios sucesorios sangrientos, donde el común denominador son las familias fragmentadas. Aquí hago un paréntesis: considero que hay relación entre las rupturas familiares y el declive de esta ciudad. No olvidemos que esta ciudad creció gracias a las empresas familiares (… y si no es posible revivir el boom de las empresas familiares, abracemos y cuidemos la inversión extranjera).

Por fin me coloco en el “corralón”, aquél pintorezco lugar donde nos ubicados los corredores previo al pitazo de salida. Al lado de mí se localiza un grupo de señores entre los 50-65 años de edad. Probablemente son operarios, lo cual infiero por sus comentarios sobre el teje y maneje de su sindicato (… la porra los saluda….). Sus pláticas son una delicia a mis oídos, pero contengo la risa. “Está con madre el día, verdad compadre” –“Sí compadre, está con madre el día”. “¿Qué dice compadre, nos lanzamos a un maratón internacional… así como el de Nueva York?” –“No compadre, si yo con ir al de Guadalajara o al de la Laguna me conformo”. “¿Cuántos kilos trae de más, compadre” –“Como siete, compadre. Ya le dije a mi yerno, que trabaja en la panadería San José, que deje de llevar pan a la casa”. En eso llegó el compadre que andaba perdido y dice con la boca llena de orgullo: “Esto se lo pedí prestado a mi nieto”, mientras señalaba un walkman con vivos en color azul, rosa y amarillo eléctrico.

Giré a mi alrededor y observé a mi izquierda a un chico rapado, sin camisa, con piercing en ambas orejas y en los pezones (su número lo sujetó en sus shorts, no en las arracadas que colgaban de sus pezones… de buenas). A mi derecha ví a un jovenazo de mi edad, quien solía ser de los galanes que disfrutaban su hora libre en la cafetería el Borrego del Tec. Sigue siendo galán, pero con look “diez años después”. Frente a mí tenía a un rubio de casi 1.90mts de estatura, probablemente sueco o danés. Atrás tenía a un golden retriever quien sacó a pasear a su dueño.

Llegó el momento de entonar el himno nacional. Gordos, flacos, con piercing, sin piercing, morenos, rubios, proletarios, ex-a-Tec, con nietos o sin nietos: todos cantamos o hicimos el intento. ¡Esto es Monterrey, carajo! Todos somos personas. Todos sudamos. A todos nos cuesta dar esos pasos para completar los 10K. Todos compartimos las avenidas de esta ciudad, de esta vida.

¡… Y comenzó la carrera! Como powersong para iniciar este recorrido tan regio elegí “Monotransitor” de Jumbo, uno de los grupos de aquella “Avanzada Regia” de finales de los 90s.

La carrera fue una delicia: había Dr. Simis cada 500 mts. Había de todo tipo: vaquero, torero, rockero, Elvis Presley, seleccionado nacional, Cupido, de fan del Barcelona. Hubo un Dr. Simi medio cachondo que se acarició el bigote cuando me vio pasar (…. aaaahhh raza, estense quietos).

Cerca del km. 5 un señor que portaba uniforme del América me dijo: “Oiga, usted no afloja”. “No”, respondí, “no me gusta aflojar porque me estanco… Por cierto, ayer los Rayados le ganaron al América”. Y seguí mi rumbo.

Pasamos por un restaurante de cabrito. A pesar de la hora, ya se alcanzaba a percibir el aroma de este tradicional platillo. Observé al capitán de meseros, quien nos regalaba, a todo pulmón, ánimos, y no dejé de pensar que gracias ellos, a las pasadas generaciones, esta ciudad goza de cierto prestigio. Por otro lado, no dejó de llamar mi atención la actitud violenta de algunos automovilistas. ¡Caray! Era domingo de puente. Si eso hubiera sido un narcobloqueo, seguro le salía lo MachOMenos.

Llegué al kilómetro 6. Dejé de pensar. Había alcanzado la velocidad crucero y sencillamente quería disfrutar del trayecto. El americanista seguía insistiendo con su cantaleta de que “no aflojaba el paso”. Ya no le respondía. Solo sonreía. Yo corría por mí… si él me tomaba como punto de referencia para no bajar sus tiempos, pues bien por él.

Doscientos metros antes de la meta alcancé a leer 1:19:XX. ¡Wow, era mi oportunidad de bajar mis tiempos! Dejé de trotar para correr. Crucé la meta antes que el americanista y rompí un record personal. Al cruzar la meta sentí que el piso me estaba jugando chueco. Todo se movía a mi alrededor. Afortunadamente llevaba en mi cinturón dos deliciosas trufas de chocolate Cimarrón (¡arriba Chihuahua!).

Recojo mi medalla y paquete de recuperación. Solo veo caras felices. Cruzar la meta es una sensación indescriptible… aunque llegues 50 minutos después que “los kenianos”. La felicidad es la misma.

Me dirijo al estacionamiento. El encargado me despide con un sincero: “Me saluda a su papá y a la Güera”.

¡Esto es Monterrey!
 

©2009 Feeling Law | by TNB